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Resumen

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La crueldad de la Primera Guerra Mundial cambió muchas vidas, dividiendo comunidades y la sociedad entera. Benedicto xv intentó limitar lo más posible el daño de la Guerra. Muchos obispos se encontraron en la obligación de ejercer su tarea pastoral prescindiendo de sentimientos patrióticos; otros, en cambio, fueron impopulares por su obstinación e inflexibilidad, causando así no pocos problemas a la Santa Sede. Benedicto xv tuvo que relacionarse con pastores que muchas veces eran ingenuos y con otros que parecían demasiado listos, pero como verdadero padre aconsejaba prudencia y sabiduría a cada uno para el bien de Italia y de la Iglesia. El llamamiento a la paz por parte de este «profeta no escuchado» puede ser ahora recogido por completo y puede dar sus frutos.

Palabras clave

Primera Guerra mundial, Santa Sede, Benedicto xv, obispos italianos

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Estudios: La cruz y la trinchera: en el centenario de la gran guerra