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Resumen

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El presente trabajo muestra que la postura del primer emperador cristiano ante la herejía arriana fue clara a favor de la ortodoxia a nivel doctrinal, pero en la práctica estuvo determinada sustancialmente en razón de la política. En el plano teórico entendió la controversia trinitaria como un litigio intrascendente sobre palabras, mientras pasaba a ser un peligro cuando con ella se menoscababa o se ponía en peligro la unidad del tejido social que, gracias a sus medidas de gobierno, había dejado de ser pagano. Durante el periodo inicial de su reinado, en que creyó que el problema era de carácter teológico, tomo en propia mano su solución, y logro que en el concilio de Nicea se impusiera la formula del omousios para definir la igualdad de esencia entre el Padre y el Hijo, pero cuando fue consciente de que detrás de toda la polémica arriana había una lucha de poder entre los obispos, limito su intervención a las situaciones que ponían en peligro el orden público. Así se explica que el defensor de la ortodoxia, Atanasio, fuera condenado al destierro, mientras sus adversarios, con Eusebio de Cesarea a la cabeza, gozarán del favor del soberano.

Palabras clave

Constantino, arrianismo, terminología cristológica y trinitaria

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Sección
Estudios: Poder imperial y tolerancia religiosa