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Resumen

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La teoría de la revolución de H. Marcuse expuesta en la primera parte intenta desarrollar el análisis de la sociedad y la doctrina de la revolución de Karl Marx a través de la integración de los descubrimientos y de las tesis de S. Freud. Marcuse se ocupa particularmente del proceso de la «desublimación represiva» en la sociedad industrial tardía: la mayor libertad sexual que se concede al individuo no es capaz de aumentar el deseo de libertad, sino que sirve al aumento de las necesidades de consumo. La manipulación de la conciencia que se descubre en ello debe explicar la razón por la cual en el capitalismo tardío la población de trabajadores ya no acusa deseos revolucionarios. Mascuse espera que nazca nuevamente en los grupos marginados de la sociedad un rechazo mayor del sistema hasta la aparición de agresiones y de violencia, unidas con una aceptación ilimitada de los instintos, del que puede nacer la sociedad sin clases a partir de la revolución mundial. La crítica expuesta en la segunda parte muestra que también el neomarxismo de Marcuse es una ideología, que no solamente no concibe adecuadamente el sentido del individuo, sino que lo excluye. Ni el individualismo ni el colectivjsmo son capaces de concebir y de realizar debidamente la dimensión del sentido del ser hombre. Su síntesis en un solidarismo global continúa siendo la tarea del futuro. Para la discusión de la tesis de que sólo la negación de cualquier moral sexual puede constituir una base suficiente para una sociedad sin represiones hay que elucidar más profundamente la relación entre estructura instintiva y naturaleza psicosomática del hombre. En cuanto se descubren las disposiciones naturales del hombre, no solamente en su variedad, sino también en su orden completivo y de valores, se descubrirá la imposibilidad interna y la inhumanidad de la utopía sexual de Marcuse, Pues la incondicional satisfacción de los instintos no es capaz de liberar a nadie, si no que lleva únicamente a una mutua transformación en objetos y con ello a una destrucción de todas las relaciones humanas entre cónyuges, obstruye cualquier posibilidad de poner normas racionales y de encontrar valores y desemboca en una contradicción insoluble entre un afán desenfrenado de placer y un deseo decidido de libertad. Así esta aporía subraya sin querer lo irrenunciable que es un humanismo metafísicamente abierto y fundado.

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Sección
Artículos: Orden social y violencia