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Resumen

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En el corral de comedias Lope no tuvo rivales durante una treintena de años. Al final, Calderón le arrebató el privilegio de ser único. En cuanto a su figura como prosista, sus Novelas a Marcia Leonarda, escritas por un compromiso amoroso, fueron un vago remedo de las Novelas ejemplares de Cervantes. Como poeta lírico, Lope se mueve encasillado entre el amigo (Quevedo) y el rival (Góngora). Pero no tuvo igual como poeta épico, un género que, desde La Dragontea (1598), La hermosura de Angélica (1602), la Jerusalén conquistada (1609) hasta La Corona trágica (1630), practicó sin desmayo. Pero le faltó aliento. Se quedó corto a la sombra de un Ariosto, un Tasso e incluso un Camoens y Alonso de Ercilla. En la lírica de Quevedo pudo aunar voces comunes, si bien marcadas a la vez por señaladas diferencias: autobiografía, confidencia y religiosidad a ultranza en Lope; intimismo, desaire y provocación en Quevedo. La admiración en ambos casos fue, como mostramos, mutua y duradera. Lo mismo sus lecturas.

Palabras clave

Lope prosista, poeta épico, lector de la obra lírica de Quevedo, semejanzas y diferencias, admiración mutua

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Sección
Estudios
Biografía del autor/a

Antonio Carreño, Brown University.